En el contexto de la inteligencia artificial, un "agente" se refiere a una entidad computacional o sistema que tiene la capacidad de percibir su entorno, tomar decisiones y realizar acciones para lograr objetivos específicos. Estos agentes pueden ser programas de software, robots físicos o cualquier entidad que interactúe con su entorno y busque alcanzar metas. Los agentes de IA utilizan la información disponible en su entorno para tomar decisiones y ejecutar acciones que maximicen su probabilidad de éxito en la consecución de sus objetivos. Pueden variar en complejidad, desde sistemas simples con reglas predefinidas hasta agentes altamente sofisticados que utilizan algoritmos de aprendizaje automático para mejorar su desempeño con el tiempo. Los agentes son fundamentales en muchas aplicaciones de IA, como sistemas de recomendación, robótica, vehículos autónomos y asistentes virtuales.
En el contexto de la inteligencia artificial, un «agente» se refiere a una entidad computacional o sistema que tiene la capacidad de percibir su entorno, tomar decisiones y realizar acciones para lograr objetivos específicos. Estos agentes pueden ser programas de software, robots físicos o cualquier entidad que interactúe con su entorno y busque alcanzar metas. Los agentes de IA utilizan la información disponible en su entorno para tomar decisiones y ejecutar acciones que maximicen su probabilidad de éxito en la consecución de sus objetivos. Pueden variar en complejidad, desde sistemas simples con reglas predefinidas hasta agentes altamente sofisticados que utilizan algoritmos de aprendizaje automático para mejorar su desempeño con el tiempo. Los agentes son fundamentales en muchas aplicaciones de IA, como sistemas de recomendación, robótica, vehículos autónomos y asistentes virtuales.
Un agente inteligente se diferencia de una simple solución o herramienta de IA por varias características clave:
En pocas palabras, un agente inteligente no solo responde a comandos o entradas, sino que también tiene la capacidad de actuar de manera autónoma, adaptativa y orientada hacia el logro de objetivos específicos.
En entornos de inteligencia artificial, un agente toma decisiones a través de un proceso que incluye percepción, representación del conocimiento, razonamiento, toma de decisiones, ejecución y retroalimentación. Utiliza sensores para recopilar información, la procesa, razona sobre las opciones, elige acciones óptimas, las ejecuta y aprende de los resultados. La toma de decisiones puede ser determinista o basada en probabilidades según la complejidad y la incertidumbre del entorno. Los agentes de IA emplean aprendizaje automático y algoritmos de optimización para mejorar sus decisiones y adaptarse a cambios. Estos atributos diferencian a un agente de una simple herramienta en el campo de la IA.
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