El deep learning es una subcategoría del aprendizaje automático que se centra en algoritmos que simulan el funcionamiento de un cerebro humano para «aprender» de grandes cantidades de datos. En particular, estas técnicas utilizan redes neuronales con tres o más capas. El deep learning es esencial en aplicaciones avanzadas como el reconocimiento de imágenes, la conducción de vehículos autónomos y el diagnóstico médico asistido por computadora.
El deep learning se distingue de otras técnicas de machine learning principalmente por su capacidad para procesar y aprender de grandes volúmenes de datos a través de redes neuronales con múltiples capas (de ahí el término «profundo»). Estas redes neuronales imitan la estructura y función del cerebro humano y son capaces de detectar características complejas y abstraer conocimiento a diferentes niveles de representación, lo cual no es posible con técnicas más simples de machine learning que requieren de la extracción manual de características.
Mientras que en el machine learning tradicional se suelen utilizar algoritmos lineales o no lineales con una profundidad limitada para tareas de clasificación y regresión, el deep learning es eficaz en tareas de percepción, como el reconocimiento de voz y de imágenes, donde los patrones de datos son mucho más complejos. Las redes de deep learning aprenden automáticamente las características relevantes sin la necesidad de una ingeniería de características específica, lo que les permite adaptarse mejor y mejorar su rendimiento a medida que se exponen a más datos.
El deep learning simula el funcionamiento del cerebro humano mediante estructuras llamadas redes neuronales artificiales, que están inspiradas en la red neuronal biológica del cerebro. En una red neuronal artificial, las neuronas artificiales o nodos están organizadas en capas y conectadas entre sí por enlaces que transmiten señales.
En el cerebro, las neuronas transmiten señales eléctricas a través de sinapsis; de manera similar, en el deep learning, la información se propaga a través de las conexiones ponderadas entre nodos, siendo procesada en cada capa. Los pesos de estas conexiones se ajustan durante el entrenamiento para minimizar el error en las predicciones, análogo al proceso de fortalecimiento o debilitamiento de las sinapsis en el cerebro durante el aprendizaje (plasticidad sináptica).
Además, al igual que el cerebro humano procesa la información en diferentes niveles de abstracción (por ejemplo, reconociendo bordes, formas y finalmente objetos en la visión), las redes neuronales profundas abstraen la información en varias capas, donde las capas inferiores pueden detectar características simples y las superiores interpretan conceptos más complejos, permitiendo a las máquinas aprender y tomar decisiones de una manera que imita la complejidad del razonamiento humano.
El deep learning es especialmente eficaz en problemas que involucran grandes cantidades de datos y requieren la identificación de patrones complejos. Sobresale en tareas perceptuales como el reconocimiento de voz e imágenes, donde puede aprender directamente de los datos en bruto. También es útil en la traducción automática y la generación de texto, donde la capacidad de modelar secuencias permite entender y reproducir el lenguaje. En ámbitos donde las relaciones y jerarquías de datos son profundas y abstractas, el deep learning puede descubrir estructuras intrincadas que no son evidentes ni accesibles a través de enfoques más simples.
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