Ilustración alusiva a un proceso electoral. Abstracto

Autor: Luis Alfredo Larrañaga

En el panorama electoral que se vislumbra para el 2024, la creciente presencia de la IA Generativa (GenIA) ha despertado un interés marcado debido a su potencial innovador en los procesos democráticos que se avecinan. Esta tecnología, capaz de generar contenido textual, visual y auditivo, incluyendo la creación de videos deepfake, genera expectativas y, a su vez, despierta ciertas interrogantes sobre cómo podría influir en la esfera política. Aunque algunos expresan inquietudes sobre su capacidad para amplificar la desinformación en un contexto político ya polarizado, también se exploran las oportunidades que ofrece para mejorar la participación ciudadana y la comunicación en el ámbito electoral.

La trascendencia de la inteligencia artificial (IA) en futuras elecciones, combinada con la lección aprendida de la influencia de las redes sociales en eventos políticos previos, subraya la necesidad de abordar las posibles situaciones de riesgo que puedan surgir en este nuevo escenario, sin comprometer sus beneficios inherentes. Lo que agrega una capa adicional de complejidad es la accesibilidad mejorada de las herramientas de IA, que ahora están al alcance de prácticamente cualquier persona con un ordenador y acceso a internet. Aunque esta democratización de la tecnología ha brindado beneficios sustanciales en muchos campos, también ha abierto la puerta a escenarios complicados. La facilidad de uso de las herramientas de IA presenta un riesgo destacado al permitir la potencial diseminación de información engañosa. Ya sea proporcionando datos incorrectos sobre candidatos o generando noticias falsas dirigidas a temas específicos, este escenario crea un terreno propicio para la manipulación informativa, demandando una respuesta diligente y anticipada.

Navegando por las Agitadas Aguas de las Elecciones en la Era de la Inteligencia Artificial

La creciente preocupación derivada de la percepción actual sobre la inteligencia artificial generativa ha generado un clima de inquietud, especialmente entre aquellos menos familiarizados con esta tecnología, dando lugar a un escepticismo que se refleja directamente en la manera en que se reciben los mensajes políticos. Este escepticismo, en última instancia, puede tener consecuencias más amplias al traducirse en una desconfianza extendida en la integridad de los procesos electorales en su conjunto. Abordar esta ansiedad en aumento se vuelve esencial no solo para mitigar la desconfianza hacia la IA, una herramienta cuyos beneficios superan largamente a sus cuestionamientos, sino también para asegurar una participación electoral global informada y confiable. La comprensión y el abordaje efectivo de estas preocupaciones contribuirán no solo a superar las barreras de percepción en torno a la inteligencia artificial, sino también a fortalecer la confianza en los sistemas democráticos.

En este escenario, la necesidad apremiante de implementar regulaciones se hace evidente. De esta manera, el creciente interés de legislar sobre inteligencia artificial en ámbitos como los derechos de autor y la seguridad de la información, hacen evidente la urgencia de supervisar también la tecnología en el ámbito electoral. Un desafío significativo que se plantea a los legisladores es el de mantenerse actualizados frente a una tecnología que avanza a pasos trepidantes, enfatizando la importancia de capitalizar las oportunidades que esta ofrece mientras se abordan sus riesgos inherentes.

En la misma línea, la importancia de verificar y divulgar la autenticidad de los anuncios electorales generados digitalmente se erige como un paso esencial hacia la preservación de la integridad de la información en este complejo entramado. En este contexto, la fluidez en la adaptación a las dinámicas cambiantes de la tecnología se convierte en un factor crucial para los actores involucrados, reconociendo el papel constructivo que la IA puede desempeñar al informar a la población y facilitar la administración electoral. La atención principal se centra en potenciar la capacidad positiva de la IA mientras se trabaja para mitigar la microsegmentación de la desinformación, subrayando la importancia de educar al público sobre el entorno informativo y guiarlos hacia fuentes confiables.

En el esfuerzo por gestionar de manera proactiva los riesgos vinculados a la IA, se destaca la importancia de familiarizar a los usuarios con esta tecnología. Una estrategia innovadora en este sentido es el concepto de «pre-bunking», una iniciativa propuesta por funcionarios electorales y medios de prensa especializados, para informar al público antes de que se enfrenten a contenidos tendenciosos, bulos o información falsa. Este enfoque preventivo busca no solo crear conciencia sobre los posibles riesgos de desinformación, sino también brindar a las personas las herramientas necesarias para identificar y evaluar de manera crítica la autenticidad de la información que encuentran. Al adoptar el pre-bunking, se busca fortalecer la resiliencia del público ante las posibles manipulaciones de la información, fomentando así una participación más informada y reflexiva en el proceso democrático.

La autenticidad de la información se erige como una defensa crucial contra la propagación de contenido falso. La incorporación de firmas digitales en fotos y videos publicados por candidatos se presenta como una medida eficaz para prevenir la manipulación de medios visuales y contrarrestar la amenaza de deepfakes. Al adoptar esta tecnología, no solo se levanta un escudo protector contra la manipulación maliciosa, sino que también se fomenta la confianza pública al brindar a los votantes la capacidad de verificar la integridad de la información visual

La atención principal se centra en potenciar la capacidad positiva de la IA mientras se trabaja para mitigar la microsegmentación de la desinformación, subrayando la importancia de educar al público sobre el entorno informativo y guiarlos hacia fuentes confiables.

Para hacer frente a los problemas de veracidad de la información que pueden estar relacionados con la inteligencia artificial (IA), es crucial extraer lecciones de interferencias electorales previas. Adoptar un enfoque pragmático, que incluya la anticipación de amenazas conocidas y la implementación de enfoques adaptativos para contrarrestar estas situaciones, emerge como una táctica efectiva para preservar la integridad de los procesos democráticos, vigentes y de los que están por venir.

Ante la creciente convergencia entre la IA y la política, es trascendental tener una respuesta proactiva y contundente. Al priorizar el fact checking y el pre bunking, se establece una defensa sólida contra la desinformación y la manipulación de la información. No obstante, para enfrentar este desafío de manera integral, se requiere una regulación eficaz que acompañe la educación pública sobre la IA. Además, la implementación de tecnologías como las firmas digitales se erige como un componente esencial en la lucha por salvaguardar la autenticidad de la información, fortaleciendo así los cimientos de una democracia robusta y resistente en la era digital. 

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